Carlos Iván Degregori*
Seis años después
El viernes 28 de agosto se cumplieron seis años de la entrega del Informe Final (IF) de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).
Lo más sorprendente es que en estos años el IF no haya caído en el olvido, a pesar de sus nueve tomos difíciles de leer, y la indiferencia o el encono que despertó desde un principio no solo “en círculos militares y en las pandillas sobrevivientes del fujimorismo”1 sino en sectores estratégicos como funcionarios públicos, dirigentes políticos y personalidades mediáticas. A pesar de ello, este sexto aniversario del IF no solo volvió a celebrarse en medio de agrias controversias, sino que podría estar marcando un punto de viraje en los “tiempos de la memoria” y entre los que se denominan “emprendedores de la memoria”.2 A continuación, algunos indicios.
1. En el plano de las investigaciones académicas sobre la memoria y los años de conflicto armado interno, el foco principal de actividad se desplazó de instituciones privadas como la PUCP y el IEP, a universidades públicas de Lima y provincias. Los dos seminarios más importantes, que congregaron a destacados profesionales peruanos y extranjeros se desarrollaron este año en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (UNSCH) y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).3
2. Este desplazamiento no es solo social y regional sino generacional, pues ambos eventos fueron impulsados por colectivos de jóvenes: el Taller de Estudios sobre Memoria Yuyachkanchik, en San Marcos y el Centro de Estudios Histórico-Regionales de Ayacucho (CEHRA), en la UNSCH. Si iniciativas como estas se sostienen, podríamos estar asistiendo al nacimiento de un campo de estudios sobre la Memoria en el Perú, similar al existente en Chile, Argentina, Colombia o países del norte.
Quienes han optado por la “estrategia del olvido” quisieran extirpar las memorias recolectadas y articuladas por el Informe de la CVR, pero al atacarlas las convocan, vuelven a poner en primer plano los argumentos, las conclusiones y los productos asociados al IF.
3. El mismo recambio generacional, unido a una tendencia a la articulación regional y nacional, se observa en otros ámbitos. En Ayacucho, la antigua Asociación Nacional de Familiares de Detenidos, Secuestrados y Desaparecidos del Perú (ANFASEP) comparte ahora protagonismo con la Coordinadora Regional de Organizaciones de Afectados por la Violencia Política de Ayacucho (CORAVIP), que articula a organizaciones de víctimas de 9 provincias ayacuchanas y es parte, a su vez, de una Coordinadora Nacional (CONAVIP), que en la última semana de agosto movilizó hasta Lima a cientos de familiares de víctimas procedentes de diferentes partes del país.4 En la capital celebraron una vigilia, se entrevistaron con los responsables de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN), dependiente de la PCM y encargada de las reparaciones y el seguimiento a las recomendaciones de la CVR, y lograron que el gobierno se comprometa a seguir otorgando presupuesto para el Registro Único de Víctimas y a que, en el 2010, se inicien las reparaciones individuales.5 Sí, del dicho al hecho hay mucho trecho, pero para organizaciones frágiles y alejadas de los centros de poder, arrancar el dicho es un logro destacable.
4. El sexto aniversario estuvo además precedido por tres importantes victorias para quienes rechazan la que aquí denominaremos “estrategia del olvido”:
a) La condena a 25 años de cárcel al expresidente Alberto Fujimori por crímenes de lesa humanidad, debido a su responsabilidad en los casos de Barrios Altos y La Cantuta.6 La contundente sentencia, cuya calidad jurídica ha adquirido rápidamente reputación internacional, toma el IF de la CVR como documento oficial, y utiliza conceptos y argumentos desarrollados en dicho informe, satanizado por sus opositores por unilateral y “proterrorista”.
b) El otorgamiento del Oso de Oro del Festival de Berlín al largometraje La teta asustada,7 ratificó a nivel de galardones internacionales el predomino en el Perú de un racimo de “memorias restauradoras” en el terreno del arte y la cultura.8
c) La aceptación por parte del gobierno, luego de una agria discusión, de una donación del gobierno alemán para la construcción de un Museo de la Memoria, tema que constituye el eje de la presente entrega de Argumentos y sobre el cual nos explayamos a continuación.
El museo de la memoria9
A partir de la visita a Lima de la canciller alemana Angela Merkel con motivo de la reunión de la ALC-UE se concretó una propuesta de su gobierno de donar dos millones de euros para la construcción de un Museo de la Memoria sobre la época del conflicto armado, a construirse sobre la base de la exposición fotográfica Yuyanapaq, elaborada por la CVR, y que hoy se exhibe en el Museo de la Nación, en Lima.
La propuesta fue rechazada por el gobierno peruano. El entonces Ministro de Defensa, Flores Aráoz, lo expresó de esta manera:
…un pueblo como el nuestro, que necesita escuelas, postas médicas, hospitales, que necesita carreteras, caminos rurales, que necesita electrificación, yo creo que si nos dieran (…) esos dos millones de dólares, tenemos muchísimas otras cosas más importantes que un museo.10
Sus palabras abrieron un debate cuyos ramalazos continúan hasta hoy, pero alcanzó su apogeo entre fines de febrero y principios de abril, cuando el gobierno rectificó su decisión inicial y aceptó la donación alemana, nombrando una comisión presidida por Mario Vargas Llosa, encargada de imaginar el museo.11
Fue una “guerra sucia”, […] Está claro quién desencadenó la violencia y quiénes fueron los principales responsables del baño de sangre. Pero como en casi todos los conflictos internos, también hubo en este muchas zonas grises y silencios cómplices. Cuanto más borrosas las fronteras entre víctimas y victimarios, mayor la necesidad de resguardar una ilusoria “pureza”, de externalizar el mal y de buscar chivos expiatorios
Salvo variaciones sobre la demagógica afirmación de Flores Aráoz, quienes se pronunciaron en contra del Museo solo reiteraron una postura que, en lo fundamental, permanece invariable desde la entrega misma del IF. Repetitivos como autistas, atollados, sin argumentos nuevos, sin esforzarse por descubrir “otra verdad”, investigando por ejemplo lo ocurrido en esos años desde sus propias hipótesis. Solo el mismo rasgarse de vestiduras. Otra vez la misma letanía: los “caviares glotones” atrincherados en “ONGs proterroristas” quieren aprovecharse de la ingenuidad del Estado alemán para “llenarse el bolsillo de dólares”.
Si algo nuevo apareció en sus intervenciones fue un mayor barroquismo en la descalificación del contrario, afirmando, por ejemplo, que quienes propician el museo lo hacen por “…un capricho para exorcizar sus culpas y sus complejos…” y porque necesitan “terapia psicológica”.12 Por razones de espacio dejo un análisis detallado del debate para centrarme en dos aparentes paradojas y un conjunto de preguntas finales.
1. Quienes han optado por la “estrategia del olvido” quisieran extirpar las memorias recolectadas y articuladas por el Informe de la CVR, pero al atacarlas las convocan, vuelven a poner en primer plano los argumentos, las conclusiones y los productos asociados al IF.
Así por ejemplo, además de su calidad artística, El ojo que llora se ha ganado un lugar entre los memoriales más destacados de América Latina gracias a los ataques inclementes de los fujimoristas, que han llamado la atención no solo de los organismos defensores de Derechos Humanos, sino de la prensa de muchos países y de la crítica internacional especializada en arte, espacios públicos y conmemoraciones.
2. Quienes se oponen a la construcción del museo, si bien afirman que sus posiciones se ubican en el terreno de la modernidad, la objetividad y la necesidad de una “memoria carente de sesgos”, esgrimen argumentos que se deslizan cada vez más fuera del dominio racional, para ubicarse en el terreno de las “leyendas urbanas”, los “discursos de odio” o el negacionismo.13 Sin embargo, una memoria carente de sesgos es un imposible. La propia palabra “memoria” alude a una dimensión subjetiva insoslayable. Lo sorprendente es que este tipo de discursos no es producido necesariamente por “primitivos” o “perdedores” de la globalización.14
Si hasta mediados del S.XX el poder civil fluctuaba entre un desprecio aristocrático a “los cachacos” y un ensalzarlos y correr a “tocar la puerta de los cuarteles” cuando las papas quemaban, ahora fluctúa entre un desprecio por la modernización institucional de las FFAA y las relaciones civil-militares, y un ensalzar acríticamente su papel durante las décadas pasadas
En el caso que aquí comentamos, persiste no solo una “voluntad de olvido” sino de negación de los acontecimientos históricos, a pesar de las pruebas que se van acumulando, como en Putis o Los Cabitos, para mencionar solo dos casos recientes y abrumadores. Por ello, de nada valió que el IF de la CVR condenara a Sendero Luminoso (SL) desde su primera conclusión sobre las responsabilidades del conflicto.15 Para entender estas posturas se requieren no solo herramientas de la ciencia política o el análisis del discurso, sino también históricas y antropológicas.16 Pero entenderlas no significa ser comprensivos con ellas, pues las intenciones de sus principales voceros tienen un contenido muy pragmático y racional: salvaguardar un sentido común surgido en la década de 1990 y afianzar una “memoria salvadora”17 sobre el conflicto armado interno.
Efectivamente, en la década pasada se construyó, desde el poder, una narrativa en la cual los protagonistas centrales de la victoria contra el terrorismo habían sido Fujimori y Montesinos; las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional del Perú y los ronderos jugaban un papel secundario; el resto de peruanos y peruanas —incluyendo a los partidos políticos—eran una suerte de coro griego. Hoy, con Montesinos y Fujimori condenados, las circunstancias han vuelto inevitable una variante: las Fuerzas Armadas (FFAA) han pasado a ocupar el lugar central, pero la narrativa mantiene su textura original, que vuelve borrosa la contraposición entre autoritarismo y democracia, mientras exacerba otra oposición entre una patria homogenizada alrededor del mercado y las FF AA, y los enemigos del Perú.18 Tanto para la narrativa original como para su variante actual, las conclusiones de la CVR resultan insoportables. Por ello su Informe Final y cualquier iniciativa que de él se desprenda, deben ser rechazados.
¿Por qué no hay héroes?
Restan un conjunto de preguntas finales: ¿por qué el discurso negacionista sobre las violaciones sistemáticas a los DD HH es repetido incluso por “personas por lo general inteligentes”?19 ¿Por qué ni los gobiernos ni las FF AA ni los negacionistas en otras posiciones de poder han construido memoriales ni instituido conmemoraciones? En otras palabras, ¿por qué no hay héroes ni fechas dignas de recordar en este conflicto?20 ¿Por qué los gobiernos y los negacionistas solo recuerdan a los muertos, discapacitados y “veteranos de guerra” militares o policiales cuando los rezagos senderistas vuelven a matar o cuando les es necesario atacar a los organismos de DD HH? Y después todo vuelve a apagarse, como si quedaran exangües. ¿Por qué, finalmente, olvidan a los ronderos de carne y hueso aun cuando los reivindiquen en el discurso y en los desfiles?21 Ensayamos a continuación algunas respuestas iniciales.
Lo fundamental es que al negacionismo no le interesa ni le es indispensable modificar su discurso ni su práctica. Le basta con mantener la situación actual. Por un lado, porque de acuerdo a las concepciones hegemónicas, salvo el desarrollo económico, todo es ilusión; y salvo el poder político necesario para mantener el modelo económico, todo es ilusión, o falta de comunicación
1. Fue una “guerra sucia”, con cualquier atingencia que se considere necesaria. Está claro quién desencadenó la violencia y quiénes fueron los principales responsables del baño de sangre. Pero como en casi todos los conflictos internos, también hubo en este muchas zonas grises y silencios cómplices. Cuanto más borrosas las fronteras entre víctimas y victimarios, mayor la necesidad de resguardar una ilusoria “pureza”, de externalizar el mal y de buscar chivos expiatorios.22
2. Lo peor de la violencia tuvo lugar bajo gobiernos electos democráticamente. No solo la “pandilla fujimorista” estuvo comprometida en violaciones a los DDHH, sino también los gobiernos de Belaúnde y de Alan García.
3. La transición democrática del año 2000 fue débil y de corto aliento. La debilidad institucional generalizada frustró la posibilidad de una reforma del Estado. No fue posible configurar una relación democrática y de cara al S.XXI entre civiles y Fuerzas Armadas.
4. Por consiguiente, a pesar de ciertos cambios positivos, ha persistido en lo fundamental lo que podría llamarse un “ayayerismo histórico” de los políticos frente a las Fuerzas Armadas. Si hasta mediados del S.XX el poder civil fluctuaba entre un desprecio aristocrático a “los cachacos” y un ensalzarlos y correr a “tocar la puerta de los cuarteles” cuando las papas quemaban, ahora fluctúa entre un desprecio por la modernización institucional de las FFAA y las relaciones civil-militares, y un ensalzar acríticamente su papel durante las décadas pasadas (alentando de paso la impunidad) con el fin de evitar las reformas indispensables, ya no digamos para la reconciliación, pero al menos para entrar con mejor pie al S.XXI. En este aspecto, algo se parece la actual coyuntura a la de la década de 1930, cuando:
“Durante 15 años, hasta 1945, los preleguiístas desplazaron a los reformistas de 1919 e impusieron sus criterios y valoraciones de la historia peruana […] dominaron también […] la circulación de textos escolares y tuvieron el apoyo decidido de los grandes periódicos [...] Fue ese historicismo [novecentista / preleguiísta] el que permitió que el Ejército rehabilitase el rol de los militares en la historia peruana y elaborase como símbolo el mito Castilla.”23
5. Lo fundamental es que al negacionismo no le interesa ni le es indispensable modificar su discurso ni su práctica. Le basta con mantener la situación actual. Por un lado, porque de acuerdo a las concepciones hegemónicas, salvo el desarrollo económico, todo es ilusión; y salvo el poder político necesario para mantener el modelo económico, todo es ilusión, o falta de comunicación. Por otro lado, la mayoría de víctimas del conflicto armado interno fueron, en palabras de Gustavo Gutiérrez, “in-significantes”: pobres, rurales, indígenas, mujeres. Y vuelve a reaparecer esa trenza de discriminaciones y desprecios que, para condensar, llamaremos racismo.
6. Por último, si no les es indispensable modificar su discurso y su práctica, es por la debilidad de un liberalismo consecuente y de una izquierda democrática en el país,24 lo cual lleva a que no exista una presión sostenida y suficiente desde la sociedad por alternativas democráticas, inclusivas y solidarias.
Epílogo: el VRAE y las oportunidades perdidas
El 2 de septiembre, un helicóptero de las Fuerzas Armadas fue derribado en Santo Domingo de Acobamba, en el extremo norte del VRAE. Murieron sus tres ocupantes y media docena de soldados quedaron heridos. En esas dolorosas circunstancias, el presidente García y el Ministro de Defensa Rafael Rey trajeron a colación el tema de la memoria y también el del museo. Sorprendentemente, García se quejó de haber perdido “la batalla por la memoria colectiva”.25 En diferentes presentaciones ante el Congreso y los medios, Rey reiteró variaciones sobre un mismo tema: “Yo no necesito ningún museo de la memoria, porque lo mismo de los años ochenta se está repitiendo otra vez, con menos intensidad quizás…”.26 Tanto el ministro como el vicepresidente Giampietri se quejaron por las citaciones judiciales a los militares en casos de violaciones a los DD HH —porque eso los distrae de su lucha contra el narcoterrorismo y los desalienta— aprovechando para mezclar la actual lucha en el VRAE con la judicialización de casos como Putis, ocurrido en 1984.
Ante la actual oleada de violencia se puede debatir en qué medida los rezagos senderistas son o no una amenaza para el Estado, pero resulta evidente que la amenaza mayor es hoy el narcotráfico. Sin embargo, poco se le menciona en los discursos oficiales.
El telón de fondo es la negativa a reconocer que se trata de dos conflictos diferentes, aunque exhiban líneas de continuidad. El primero terminó para todo efecto práctico entre 1992 y 1996, o si se quiere, en 1999.27 Ante la actual oleada de violencia se puede debatir en qué medida los rezagos senderistas son o no una amenaza para el Estado, pero resulta evidente que la amenaza mayor es hoy el narcotráfico. Sin embargo, poco se le menciona en los discursos oficiales. Según García: “ni la crisis económica, ni el terrorismo, ni el derrotismo” vencerán al Perú.28 Ni una mención al narcotráfico, como tampoco la hubo en el discurso presidencial del pasado 28 de julio. Para Rey, los senderistas siguen siendo el enemigo principal. Giampietri, que tampoco resalta la variable narcotráfico, enfila centralmente contra las ONG de DDHH: “Hay que declarar el VRAE zona de combate. ¿Qué hacen civiles metidos allí? Estorban, dificultan el trabajo y dan pie a que después las ONG denuncien a los oficiales de violación a los derechos humanos. Así no se puede pelear”. En otras palabras, plantea regresar a la estrategia de los años 1983-87, la que justamente favoreció la expansión de SL.
Si esa línea se impusiera en los próximos meses, significaría que nada hemos aprendido, que hemos desperdiciado otra vez una oportunidad histórica y que, como afirma Álvarez Rodrich, la situación en el VRAE es aprovechada por algunos pescadores a río revuelto para “el avance de un proyecto autoritario en el país”.29 De ser esto así, escenarios colombianos o incluso mexicanos de violencia se perfilan en el horizonte.
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Investigador IEP. Artículo escrito con la colaboración de Tamia Portugal.
1 Véase, Mario Vargas Llosa: “El Perú no necesita museos“, El Comercio, Lima, 2 de marzo de 2009.
2 Véase, Elizabeth Jelin: Los trabajos de la memoria, Madrid, Siglo XXI, 2002.
3 En la UNSCH se desarrolló el Seminario Internacional “Memoria, Género y Etnicidad en los Andes”. En la UNMSM, el Seminario “CVR+6. Historia, memoria, archivos y verdad: experiencias de reconstrucción de una realidad”.
4 ANFASEP es una organización conformada por corajudas mujeres huamanguinas que durante décadas lucharon solitarias por verdad y justicia desde la periferia del poder y desde el epicentro mismo de la violencia.
5 Las atribuciones de la CMAN aparecen en el decreto supremo 011-2004-PCM.
6 La sentencia se encuentra en proceso de apelación en la Corte Suprema.
7 El título de la película es tomado de un síndrome descrito por la antropóloga Kimberly Theidon a partir de su trabajo etnográfico en Ayacucho. Véase, Kimberly Theidon: Entre prójimos: el conflicto armado interno y la política de la reconciliación en el Perú, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2004.
8 Este predominio es abrumador si se revisa la producción de las últimas tres décadas de novelas, cuentos, obras de teatro, películas de ficción, documentales, exposiciones artísticas y fotográficas, trabajos de periodismo de investigación o libros que combinan el testimonio y el arte como el recién reeditado Chungui, trazos de memoria de Edilberto Jiménez (IEP 2009). Sobre la producción escrita véase, entre otros: Mark R. Cox. (Ed) El cuento peruano en los años de la violenncia. Lima: San Marcos, 2000. Mark Cox (Ed), Pachaticray: el mundo al revés, Lima, San Marcos, 2004; Gustavo Faverón (editor), Toda la sangre: antología de cuentos peruanos sobre la violencia política, Lima, Matalamanga, 2006.
9 Se trata en realidad de un “espacio de memoria” más variado y complejo que un museo en el sentido estricto de la palabra. En tanto la discusión reciente se ha dado en términos del “museo”, utilizamos este término en el presente artículo.
10 La primera, Lima, 26 de febrero de 2009.
11 Vargas Llosa terció temprano en el debate con su artículo “El Perú no necesita museos”, desde las páginas de El Comercio (ob. cit.) y El País de España (8 de marzo de 2009). Además de MVLl, la comisión la integran Luis Bambarén, Salomón Lerner, Fernando de Szyszlo, Frederick Cooper, Enrique Bernales y Juan Ossio.
12 Rafael Romero, “Museo de la Memoria“, Expreso, 18 de marzo de 2009.
13 “Toda memoria debe carecer de sesgos, y si ves las fotos [de Yuyanapaq] hay muy poco, poquísimo de lo que sufrieron las Fuerzas Armadas que nos libró [sic] del terrorismo homicida” Flores Aráoz, La Razón, Lima, 28 de febrero de 2009.
14 Hoy mismo, en medio del intenso debate sobre las políticas de salud en Estados Unidos, radios y periódicos, blogs y estaciones de TV de la denominada “franja extremista” acusan a Barack Obama de haber nacido en el extranjero o de ser secretamente un musulmán, y afirman que el proponer un seguro de salud universal en EEUU pasa por “desenchufar a la abuelita”, es decir, por promover la eutanasia, supuestamente para abaratar costos. En este mismo país, en el 150 aniversario de la obra clásica de Darwin, más del 40% de norteamericanos “no cree” en la evolución de las especies, como si esta fuera un artículo de fe y no una teoría científica contrastada con la realidad a lo largo de dos siglos.
15 “La CVR considera que la causa inmediata y fundamental del desencadenamiento del conflicto armado interno fue la decisión del PCP-SL de iniciar la “lucha armada” contra el Estado peruano, a contracorriente de la abrumadora mayoría de peruanos y peruanas, y en momentos en que se restauraba la democracia a través de elecciones libres”. Y a continuación: “Para la CVR, el PCP-SL fue el principal perpetrador de crímenes y violaciones a los derechos humanos…” Comisión de la Verdad y Reconciliación, Informe Final, tomo VIII, Conclusiones Generales 12 y 13, Lima, CVR, 2003, p. 355 Tomo VIII conclusiones generales
16 Como las expuestas, por ejemplo, en el clásico Pureza y Peligro de Mary Douglas, publicado hace ya 40 años.
17 Con una ligera variación, el concepto lo tomo de Steve Stern. El habla de cuatro “memorias emblemáticas” sobre el Chile de Pinochet. Una de ellas es la “memoria como salvación”. Las otras son: la memoria como ruptura irresuelta, la memoria como persecución y despertar, y la memoria como “caja negra”, una caja de recuerdos dolorosos que es mejor mantener cerrada, en el “olvido”. Steve Stern, Recordando el Chile de Pinochet. En vísperas de Londres 1998, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago 2009. Véase especialmente el capítulo 4.
18 Estas nuevas fronteras incluyen la división entre una economía de mercado absolutizada y “naturalizada” como expresión de la patria, y los “antisistemas”, término que abarca a los opositores del neoliberalismo más que a los enemigos de la democracia. Eso permite la inclusión del fujimorismo como aliado aceptable.
19 Vargas Llosa, op.cit.
20 Salvo, tal vez, el ataque a Tarata, calle ubicada sintomáticamente en un distrito residencial de Lima.
21 El decreto supremo 077 de 1998 consideraba indemizaciones para heridos y caídos en combate, retroactivas hasta 1992. Se plantearon, además, becas de estudios para hijos de ronderos. Hasta hoy, son muy pocos los ronderos que han podido acogerse a algún beneficio.
22 Así por ejemplo, Edgar Núñez, congresista del APRA y presidente de la Comisión de Defensa Nacional del Congreso, sostiene que: “Nuestro país se vio asaltado por una horda salvaje y criminal que clavó el odio y el puñal contra más de 32 mil inocentes mayoritariamente del Ande, cuyas víctimas en más de un 70% son ciudadanos pobres de lenguas nativas”. Edgar Núñez, “La memoria la hacen los pueblos”. Expreso, 7 de marzo de 2009, p.8.
23 Macera, Pablo, 1968 “La historia en el Perú, ciencia e ideología”. Amaru # 6, pp.91-92, Lima.
24 Para no hablar de la práctica desaparición de la izquierda tradicional sin haber hecho un balance autocrítico de su actuación y sus propios silencios cómplices durante el conflicto.
25 Discurso del Presidente en el Rímac. Noticiero TV Perú, 3 de septiembre de 2009.
26 Presentación del Ministro de Defensa en el Congreso de la República (5 de septiembre de 2009).
27 En 1992 es capturado Abimael Guzmán y en pocos meses casi toda la dirección nacional de SL. En 1993, Guzmán y el Buró Político de SL lanza una propuesta de “acuerdo de paz” para poner fin al conflicto. En 1996 el MRTA realiza su última acción violenta: la toma de la residencia del embajador japonés. En 1999 es capturado Feliciano, el único miembro del Buró Político de SL que permanecía en libertad y rechazaba la posibilidad de un “acuerdo de paz”.
28 Discurso del Presidente en el Rímac. Noticiero TV Perú, 3 de septiembre de 2009
29 La República, 06 de septiembre de 2009.